El espesor de la pintura en polvo está por encima de las 70 micras en una única capa, mientras que en las pintadas con liquido llegan a lo máximo a las 20-25 micras en dos.
La protección al rayado en los montajes, mecanización, corte, etc. de la chapa pintada con polvo es la más alta que existe en el mercado debido a las 70 micras de mínimo que llevan.
El aspecto visual que nos da el polvo es el de un esmaltado, muy vistoso y de un tacto peculiar.
Las propiedades mecánicas de flexibilidad, estiramiento, doblado, son superiores a las de los recubrimientos líquidos aún llevando más de 70 micras.
La resistencia a la corrosión está por valores superiores a las 2000 horasde niebla acética con su correspondiente tratamiento.
Los cantos de la chapa quedan más protegidos con el polvo que con la líquida ya que el tamaño medio de las partículas son de unas 38-42 micras y en el caso de la líquida no llega a las 5 micras.
La «huella energética» (medioambiental) es muy pequeña con el polvo al tratarse de una pintura con un 99% de sólido. Por contra, la del líquido es más alta. Más del 50% es disolvente y este va a la atmósfera.
En cualquier pintura, con el tiempo y debido a la erosión, lluvia, vientos… se produce una pérdida pequeña de espesor (1/1,5 micra/año). Pero al poseer más de 70 micras no se percibirá, mientras que en la líquida si.
Con cualquier deformación al tratarse de pintura plástica/dura a la vez su aspecto lo recupera tras la fatiga, debido a su elasticidad/plasticidad del polímero.
El mantenimiento de limpieza que se realiza sobre el polvo siempre produce un desgaste, aunque mínimo, al tener 70 micras y en comparación con las líquidas tienen 20-25 micras. Su nitidez se mantiene con la pintura en polvo.
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